Tenemos la suerte de saber, por el evangelio, lo que hizo
Jesucristo cada uno de los días de esta semana. Aquí lo tienes. Es la semana
más importante de todo el año. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso
enseñar. Habla con Él de eso.
El jueves,
viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es obligatoria
la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.
LUNES SANTO (10 de Abril)
¿Qué hizo hoy
Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y
María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a
unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se
acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos,
entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo
encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos,
pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde
pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y
vuelve a pie a Betania.
A lo mejor
Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas
con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o
en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias,
¿pides perdón a Dios interiormente?
Fíjate como
Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo
dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.
MARTES SANTO (11 de Abril)
Jesús vuelve
a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo,
profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les
anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos
aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por
ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en
una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida.
Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en
tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará
porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus
soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos
miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor
para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.
MIÉRCOLES SANTO (12 de Abril)
Jesús se
queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita al
Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están
comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco de
perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus
cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.
Es entonces
cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: "¿Qué me dais
si os lo entrego?". Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.
¿Eres
agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus
pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.
A Jesús le
gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María. Piensa ahora
uno concreto y regálaselo ya.
JUEVES SANTO (13 de Abril)
La última
Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena
en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a
uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su
Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en
adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para
entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos.
Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó
Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso
y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo
Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.
Hazle tú hoy
compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y
de visitarle con frecuencia en el sagrario.
VIERNES SANTO (14 de Abril)
Hoy muere. Al
amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado golpes. Deciden
condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo volver con la
Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos
se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó que le azotaran. La
Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo. Después,
le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con
la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar
la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le crucificaron. Nos dio a su
Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y entregó el espíritu al
Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Por la noche,
entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el Cuerpo en manos de
su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el sepulcro.
¡Dame, Señor
dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con
frecuencia.
SÁBADO SANTO (15 de Abril)
Jesús ha
muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida.
Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para
redimirnos.
Estamos
tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que
resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
Pasa el día
unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el
propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN (16 de Abril)
En cuanto se
hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven
que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde
está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado!
Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden
que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una
inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y
discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a
encontrarse con el Señor.
Desde
entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy
estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.
Como Pedro y
Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha
resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.
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